DON FRANCISCO DEL PRADO

DON FRANCISCO DEL PRADO
foto facilitada por Guillermo (Bacho) Peirano

9/10/2007

No leyó historia.... fue parte de ella.

India Muerta, Caseros, Cepeda, Pavón, Tuyutí. La polvareda en el horizonte da cuenta de que el enemigo se acerca. El galopar de sus caballos se escucha cada vez más fuerte.... hasta confundirse con los propios.
Se escuchan gritos... el ejercito avanza... las explosiones no cesan....
Son los alaridos de la guerra...
Tan solo un instante despues, la lanza atraviesa el cuerpo, la espada se viste de púrpura y los cuerpos quedan como sembrados en el escenario de la batalla...
La polvareda se disipa, ya no hay galopes, no hay gritos no hay fuerzas...Sólo queda contar a los sobrevivientes, tras asegurarse que el enemigo se aleja definitivamente....
La unidad nacional necesitará de más sacrificios... no ha bebido suficiete sangre... En consecuencia...otra batalla más se avecina... es de nunca acabar...siempre tan lejos de la familia, de la vida.... y tan cerca de la muerte...

LOS HIJOS DEL TENIENTE CORONEL


Alejandro (hijo del Comandante), su esposa Emilia y dos de sus 5 hijos, Enelina y Francisco Jr. (aprox. 1895)
Ningua señal emerge desde el rojizo horizonte... ninguna polvareda lejana que delate el andar de alguna diligencia o del cabalgar de Arisco, el caballo que el Coronel Roca le regalara a mi padre...
Solía pasar horas arriba de aquel frondoso ombú que había crecido junto a la tranquera, era como mi mangrullo de niño. Estuvo allí desde siempre, solían decir los lugareños.
-Vamos, Vamos.... me dice mi madre con cierto enojo que me era familiar... Tu padre ya no vendrá, es tarde...
Entre los ladridos repentinos de Soldado, mi perro guardián, se escucha la agitada y entrecortada voz de Herminia, una vecina de un poblado cercano....
-Doña Carolina!!... Se enteró? No.. que sucede? Trasladaron al Octavo de Caballería hacia a Corrientes!!! Estamos en guerra con el Paraguay!!....
La cara de mi madre estaba pálida.....
Ya oscurece... Herminia ya se ha despedido... mi madre me indica que entre al rancho, pero no le hago caso...
-A –le-jaaa-ndrooo!!! Escucho en tono amenazante...
El caldo estaba hirviendo.....como ella, y no estaba muy seguro si era por mi desobediencia o por su ausencia. Luego de beberlo con cierta dificultad ella me acompañó a dormir. Se inclió hacia mí, como lo hacía cada noche para apagar la luz, solo que esta vez, aquella brisa que solía emanar suavemente de sus labios, cruzaba iracunda sobre mi rostro...como si fuera un tornado....
La luz desapareció al instante.... como la esperanza de encontrarnos con mi padre.... 'hasta mañana'...agregó ella... y con un beso se despidió de mí...